(...) Toda moneda debe de ser inflacionaria al nivel de la población que la usa, para que su valor sea siempre el mismo e incentive a la gente invertir con ella en proyectos productivos. (...)
En eso discrepo. Por desgracia, desde mi punto de vista, está muy extendida esa idea según la cual la cantidad total de dinero debería crecer al compás del propio crecimiento económico. Pero yo creo que eso más bien distorsiona la propia percepción del valor. Si nos paramos a pensar en países que han tenido monedas muy fuertes como Alemania, Suiza o los escandinavos, vemos que una moneda estable no es impedimento de prosperidad, sino más bien todo lo contrario.
Creo que quien mejor explicó esto fue Murray Rothbard, exponente de la escuela austriaca y férreo defensor del patrón oro, cuando dijo:
Pero ¿por qué, entonces, unos se preguntan sobre la oferta óptima de dinero? Porque si bien el dinero, como hemos visto, es indispensable para el funcionamiento de cualquier economía más allá del nivel más primitivo, y si bien la existencia de dinero confiere enormes beneficios sociales, esto de ninguna manera implica, como en el caso del resto de bienes, que, permaneciendo igual todo el resto, cuanto más, mejor. Porque cuando aumenta la oferta de bienes, o bien tenemos más bienes de consumo que pueden ser utilizados, o más recursos o capital que pueden ser utilizados para producir una mayor oferta de bienes de consumo. Pero ¿qué beneficio directo tiene un incremento en la oferta de dinero?
El dinero, después de todo, no se puede comer ni utilizar en la producción. El dinero-mercancía, funcionando como dinero, sólo puede utilizarse en intercambios, para facilitar la transferencia de bienes y servicios, y para hacer posible el cálculo económico. Pero una vez que el dinero se ha establecido en el mercado, ya no son necesarios incrementos en la oferta, no realizan ninguna función social genuina. Como sabemos por teoría económica general, el resultado invariable de un aumento en la oferta de un bien es bajar su precio. Para todos los productos, excepto dinero, ese aumento es socialmente beneficioso, ya que significa que la producción y el nivel de vida han aumentado en respuesta a la demanda de los consumidores. Si el acero o el pan o las casas son más abundantes y más baratas que antes, el estándar de vida de todo el mundo se beneficia. Pero un aumento en la oferta de dinero no puede aliviar la escasez natural de los bienes de consumo o capital, lo único que hace es hacer que el dólar o el franco sea más barato, es decir, reducir su poder de compra en términos de todos los demás bienes y servicios. Una vez que un bien se ha establecido como dinero en el mercado, entonces, ejerce su plena potencia como mecanismo de intercambio o como instrumento de cálculo. Todo lo que un aumento en la cantidad de dólares pueden hacer es diluir la efectividad, el poder adquisitivo de cada dólar. Por lo tanto, la gran verdad de la teoría monetaria surge: una vez que un productoestá en oferta suficiente para ser adoptado como dinero, no hay aumento en la oferta de dinero que sea necesario. Cualquier cantidad de dinero en la sociedad es “óptimo.”Una vez que el dinero se ha establecido, un aumento en su oferta no confiere ningún beneficio social.
Tomado de "El caso contra el banco central": http://federalismoylibertad.org/home/wp-content/uploads/2013/02/murray_rothbard_-_el_caso_contra_el_banco_central.pdf (pp. 15 y 16)Versión original: http://mises.org/books/fed.pdfEsta visión de Rothbard de que no debería haber cambios en la oferta de dinero es muy habitual entre los bitcoineros y seguramente fue la que inspiró a Satoshi cuando decidió que la masa monetaria se estabilizaría por debajo de un límite fijo.