Considero que en este foro nos juntamos por lo general personas bastante civilizadas, con un sentido de la educación por encima de la media.
No obstante, como se trata de un espacio abierto al debate, en el que no es inusual que choquen puntos de vista contrapuestos, hay ocasiones en las que por desconocimiento, ego, pasión o malicia, podemos olvidar que la razón de mantener tal debate es acercarnos a la verdad, y acabar buscando simplemente tener la razón, o que otros miembros nos reconozcan esa razón, a veces utilizando una serie de estratagemas que son típicas.
Schopenhauer, en su "
Dialéctica erística", enumera 38 estratagemas cuyo resumen puedes leer en la propia Wikipedia, y que van desde la mera exageración hasta el clásico insulto. Recomiendo la lectura del texto completo, que no es muy largo, y que aparte de en las librerías podrás encontrar en formato pdf a nada que busques por la web (
no para usarlas, sino para que no te pillen por sorpresa).
¿A qué viene esto? Bueno, no te impacientes.
Personalmente, creo que soy una persona con bastante autocontrol, y en varias ocasiones se me ha dicho que "no se me nota" cuando por dentro estoy tremendamente nervioso o enfadado. Pero como todos, soy humano y tengo un límite, y en esas ocasiones en las que (generalmente a causa de una ofensa que considero injusta) estoy a punto de perder el control, me ayuda recordar la "Estratagema Final", y su "Contrarregla", que resumo brevemente:
¡Atención spoiler!Cuando se advierte que el adversario es superior y se tienen las de perder, se procede ofensiva, grosera y ultrajantemente; es decir, se pasa del objeto de la discusión (puesto que ahí se ha perdido la partida) a la persona del adversario, a la que se ataca de cualquier manera. (...) Se equivocaría irremediablemente quien pensara que bastará sólo con que, a su vez no se proceda personalmente contra el contrario. (...) La única contrarregla segura es, por tanto, (...) no discutir con el primero que salga al paso, sino sólo con aquéllos a quienes conocemos y de los cuales sabemos que poseen la inteligencia suficiente como para no comportarse absurdamente, y que se avergonzarían si así lo hiciesen; que discuten con razones y no con demostraciones de fuerza, y que atienden a razones y son consecuentes con ellas; y en definitiva, con quienes sean capaces de valorar la verdad, de escuchar con agrado los buenos argumentos incluso de labios del adversario y que posean la suficiente ecuanimidad como para admitir que no tienen razón cuando la otra parte la tiene. De esto se deduce que de entre cien apenas sí hay uno con el que merezca la pena discutir.
De este modo, intento calmar mis ánimos y aprender a futuro: porque si un debate termina así, en parte fui yo culpable por empezarlo con dicha persona para empezar, y porque más me vale aprender pues en esos casos quien más sufre es siempre el ofendido.
Ha habido un par de ocasiones esta semana en las que he estado al borde del paroxismo, y soy consciente que algún compañero del foro más; no merece la pena tirar de hemeroteca porque lo de menos es qué o quién lo ha provocado, y además ha sido por pura empatía, pues la fiesta no iba conmigo en ningún caso. Simplemente quería compartir estas palabras porque, como explicaba al principio del post, este es un espacio abierto al debate, y tarde o temprano es inevitable que cualquiera podamos vernos en la misma situación que se describe. A mí me ayudan, espero que a ti te ayuden también.