¿El reparto de Venezuela: EE.UU. o Rusia?
La crisis que se está desarrollando en Venezuela, entre otras cosas, es el resultado de la colisión de intereses de dos superpotencias, que, a pesar de la declaración oficial de la Guerra Fría, siguen repartiendo las esferas de influencia en todo el mundo. La guerra que está destrozando Siria, la desestabilización en este de Ucrania y el estatus pendiente de Crimea son ejemplos patéticos de esta tendencia.
En Venezuela ahora la lucha se lleva a cabo no solamente por la distribución del poder político, sino por el futuro ideológico. Hugo Chávez era el líder reconocido de la república, respetado y amado por el pueblo. Esta cita del expresidente del país refleja su orientación estratégica: “Yo siempre he dicho que no sería extraño que hubiese habido civilización en Marte, pero tal vez el capitalismo y el imperialismo llegaron y terminó el planeta. “
El sucesor de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, se hizo frente a la variedad tan amplia de problemas, que surgen dudas de que él pueda resolverlos, mantenerse en el poder y continuar el curso de su predecesor.
La economía venezolana se encuentra en la situación de colapso. A mediados de mayo el gobierno del país por séptima vez prorrogó el estado de emergencia económica por dos meses más. Sólo en abril la inflación llegó hasta 16,5%, mientras que desde principios del año los precios ya han subido 92,8%. El pronóstico del Fondo Monetario Internacional es horroroso para la población y el país – la inflación ha de crecer 720% en 2017.
Las exportaciones del petróleo representan más del 90% de las exportaciones totales del país, por eso el país vivía “a lo grande,” cuando los precios de oro negro eran altos, es decir, hasta los mediados de 2014. Cada día más productos se importaban del exterior del país, mientras que la producción nacional de bienes estaba a nivel bajo. En el periodo de 2000 a 2013 los gastos presupuestarios de Venezuela se aumentaron de 28% a 40% del PIB.
Nicolás Maduro asumió el cargo en el periodo difícil para el país, pero su administración no pudo influir rápidamente en la crisis en desarrollo. En vez de permitir la devaluación del bolívar que habría causado la apreciación de los bienes importados, se preservó la sobrevaloración del tipo de cambio de la moneda nacional frente al dólar y también fueron impuestas las restricciones de las importaciones de los bienes extranjeros. Como resultado, muchos bienes simplemente desaparecieron. Según Financial Times, el déficit de los productos básicos en las tiendas de Caracas está por encima de 80%. Para conseguir los medicamentos necesarios o productos de higiene básicos muchos venezolanos tienen que cruzar la frontera temporalmente abierta con Colombia. Más de 100 mil personas se ven obligados a hacerlo cada fin de semana.
Mientras el gobierno nacional trata de encontrar alguna manera para estabilizar la situación económica en el país, EE.UU. y Rusia toman medidas para consolidar su influencia en la región.
EE.UU. siguen realizando el guion de revolución de colores, aprobado ya en muchos países del mundo. En particular, desde 1998 la oposición venezolana recibió más de 50 millones de dólares del soporte financiero sólo de forma oficial. Además, los autores del último proyecto de la ley presentado en el Senado proponen efectuar otro pago de 20 millones de dólares en un futuro cercano. El proyecto se llama “Sobre la ayuda humanitaria a Venezuela y la protección del gobierno democrático.” El representante permanente de EE.UU. ante la ONU resumió las posibles acciones de EE.UU. de la siguiente manera: “En vez de esperar la agravación de la situación que hará necesaria la celebración de la sesión abierta del Consejo de Seguridad, ¿por qué no adelantemos los acontecimientos y no prevengamos el problema antes de que esto surja?”
A diferencia de Estados Unidos, Rusia actúa como el amigo y aliado del régimen actual. A mediados de mayo después de las negociaciones de líderes de Rusia y Venezuela fue tomada la decisión de suministrar 60 mil toneladas del trigo ruso a Venezuela. Esta cifra es 1,5 veces mayor que el volumen de suministros totales de trigo a toda América Latina en 2016. Los detalles del acuerdo no se hacen públicas, pero está claro que estos suministros no son una forma de ayuda humanitaria simple, así como las inversiones financieras estadounidenses en la oposición no simplemente corresponden a la lucha por el futuro mejor de Venezuela.
La atención tan detallada a los problemas venezolanos por parte de dos potencias mundiales se debe a las reservas de materias primas del país, particularmente al petróleo. Venezuela es el noveno mayor productor del petróleo en el mundo, que extrae 2,7 millones de barriles diarias. Sin embargo, el país tiene el mayor volumen comprobado de petróleo en el mundo que está a nivel de 300 mil millones de barriles.
EE.UU. tratan de consolidar sus posiciones, poniendo la oposición leal a los cargos dirigentes. El presidente actual, que se opone a los intereses norteamericanos, no es beneficioso para EE.UU., que están dispuestos a introducir nuevas sanciones a pesar de la terrible situación del pueblo. Rusia, a su vez, apoya la administración actual y ya ha tomado precauciones por si este país se declare insolvente. Rosneft (empresa de petróleo de gobierno ruso) le otorgó al PDSVA, la empresa de petróleo propiedad de gobierno venezolano, créditos de 5 mil millones de dólares garantizados con 49,9% de acciones de Citgo, la filial estadounidense de PDSVA. En EE.UU. Citgo tiene tres refinerías y una amplia red de oleoductos. Si Rusia asume control de esta empresa, EE.UU. recibirán un doloroso golpe. Por lo tanto, por una parte, EE.UU. necesitan la quiebra venezolana y el cambio del poder político, por otra – el gigante norteamericano arriesga perder algunas zonas de influencia.
Donald Trump ya tuvo encuentros oficiales con presidentes de Perú y Colombia, en los que se discutió, entre otras cosas, la cuestión de la instalación de bases militares temporales en fronteras con Venezuela. Es difícil predecir si los acontecimientos en Venezuela se desarrollarán siguiendo el modelo sirio o si Venezuela logrará elegir su propio camino. Sin embargo, es un hecho objetivo que otros estados utilizan en su propio beneficio la crisis económica y social en el país.
La decisión final tiene que tomar el pueblo venezolano. El país tendrá que elegir entre, por un lado, cambiar la constitución y empezar el juicio político del presidente, y por otro, esperar pacientemente a que varias reformas económicas bastante duras tengan efecto y la situación se estabilice. Es bien difícil decir que pasará en un futuro cercano, pero los principales actores mundiales ya hicieron sus apuestas. Ahora mucho depende de Venezuela.
Iván Marchena, experto analítico de Libertex