dejo aqui un copy paste (espero que sea 100% accurate) para que a los socialistas les de algo que pensar sobre lo que hace el estado con regulaciones leyes y demas cosas que los socialistas quieren y adoran
CARTA ABIERTA A BORIS SPASSKY (1974)Estimado camarada Spassky:
He estado observando con gran interés su encuentro con Bobby Fischer por el campeonato mundial de ajedrez. No soy una entusiasta del ajedrez, ni siquiera jugadora, y sólo conozco los rudimentos del juego. Soy filósofa y novelista.
Pero observé por televisión algunas de sus jugadas, y descubrí que constituyen una fascinante demostración de la enorme complejidad de pensamiento y planificación que se requiere de un jugador de ajedrez; una demostración de cuántas consideraciones debe tener en mente, cuántos factores tiene que integrar, para cuántas contingencias debe prepararse, hasta dónde debe ir para ver y planificar. Es obvio que usted y su adversario poseen una capacidad intelectual excepcional.
Quedé sorprendida al darme cuenta de que el juego mismo y el virtuosismo mental de los jugadores son posibles por el absolutismo metafísico de la realidad con la cual tratan. El juego está regido por la Ley de Identidad y su corolario, las leyes de Causalidad. Cada pieza es lo que es: una reina es una reina, un alfil es un alfil, y las acciones que cada uno puede realizar están determinadas por su naturaleza: una reina puede moverse a cualquier distancia en cualquier línea accesible, en línea recta o en diagonal, un alfil no puede hacerlo; una torre puede moverse de un lado del tablero hacia el otro, un peón no puede hacerlo, etc. Sus identidades y las reglas de sus movimientos son inmutables, y esto le permite a la mente del jugador idear una estrategia compleja, de largo alcance, de modo que el juego no dependa de otra cosa que del poder de su ingenio (y del de su contrincante).
Esto me llevó a algunas preguntas que me gustaría plantearle.
1. ¿Sería capaz de jugar si, en un momento crucial, por ejemplo cuando después de horas de enorme esfuerzo mental, había logrado acorralar a su adversario y un poder desconocido, arbitrario, cambiara repentinamente las reglas del juego en favor de él, permitiendo que, digamos, sus alfiles se movieran como reinas? ¿Podría continuar? Empero, en el mundo real, ésta es la ley de su país y ésta es la condición en que se espera que sus compatriotas aprendan, no a jugar, sino a vivir.
2. ¿Sería capaz de jugar si las reglas del ajedrez fuesen actualizadas para conformarse a una realidad dialéctica, en la cual los opuestos se fusionaran, de tal modo que, en un punto álgido, su reina cambiara repentinamente de blanca a negra, pasando así a ser la reina de su adversario, y luego mutando a gris, y por lo tanto perteneciera a ambos jugadores? ¿Podría continuar? Sin embargo, en el mundo real, ésta es la visión de la realidad que sus compatriotas son obligados a aceptar, a absorber y a vivir.
3. ¿Sería capaz de jugar si tuviese que hacerlo en equipo, es decir, si se le prohibiera pensar o actuar a solas y tuviera que jugar no con un grupo de asesores, sino con un equipo que determinara cada una de sus jugadas mediante el voto? Puesto que, como campeón, su mente es la mejor, ¿cuánto tiempo y esfuerzo le llevaría persuadir al equipo de que su estrategia es la más acertada? ¿Tendría probabilidades de ganar? ¿Y qué haría si alguna mente pragmática, inmediatista, votara para comer el caballo de su adversario aunque eso le costara un jaque mate tres jugadas más tarde? ¿Podría continuar? No obstante, en el mundo real, éste es el ideal teórico de su país, y éste es el método que se propone emplear (algún día) en la investigación científica, la producción industrial y toda clase de actividad requerida para la supervivencia del hombre.
4. ¿Podría jugar si el engorroso mecanismo del trabajo en equipo fuera modernizado y sus jugadas fueran dictadas simplemente por un hombre situado detrás de usted, con una pistola apoyada en su espalda, un hombre que no explicaría ni discutiría, sino que su único argumento, su única calificación sería su arma? No podría empezar a jugar, y mucho menos continuar haciéndolo. Empero, en el mundo real, ésta es la política práctica bajo la cual los hombres viven y mueren en su país.
5. ¿Podría jugar, o gozar del aprecio profesional, el interés y el aplauso de una Federación Internacional de Ajedrez, si las reglas del juego fuesen escindidas y usted jugara por las reglas “proletarias” y su adversario, por las reglas “burguesas”? ¿Diría que tal pluralidad de reglas es más absurda que el polilogismo? Sin embargo, en el mundo real, su país manifiesta que busca la comprensión y la armonía globales, mientras proclama que se rige por la lógica “proletaria” y que los otros se rigen por la lógica “burguesa”, o por la lógica “aria”, o por la lógica “tercermundista”, etcétera.
6. ¿Sería capaz de jugar si las reglas del juego permanecieran tal como son ahora, con una excepción: que se estableciera que los peones fueran las piezas más valiosas e imprescindibles (ya que pueden simbolizar a las masas), que deberían ser protegidas al precio de sacrificar las más eficaces (los individuos)? En lo que respecta a esta pregunta, podría hacer la salvedad de que esto no pasa solamente en su país, sino que esta especie de regla moral se acepta en el mundo entero.
7. ¿Querría jugar si las reglas del juego permanecieran inmutables, pero la distribución de las recompensas fuera alterada de acuerdo con los principios igualitarios: si los premios, los honores, la fama no fueran dados al ganador, sino al perdedor, si el hecho de ganar se considerara como un síntoma de egoísmo y el ganador fuera castigado por el crimen de poseer una inteligencia superior, y la pena consistiera en la suspensión por un año, para darles una oportunidad a otros? ¿Intentarían, usted y su adversario, jugar no para ganar, sino para perder? ¿Qué le causaría esto a su mente?
…
Sinceramente,
AYN RAND